Érase una vez, en un lugar tan cercano a nosotros como seas capaz de imaginar, un lector enamorado de las novelas policíacas. Podríamos decir que su amor por el género era tan profundo como el olor que desprenden las bibliotecas de antaño.
Escribo con calma para entretejer la complejidad de mis contradicciones
Érase una vez, en un lugar tan cercano a nosotros como seas capaz de imaginar, un lector enamorado de las novelas policíacas. Podríamos decir que su amor por el género era tan profundo como el olor que desprenden las bibliotecas de antaño.
Hoy os voy a contar una fábula, que en realidad es un cuento para niños, pero solo lo vais a leer los adultos. Un cuento con todos sus ingredientes, con tono jocoso e infantil, pero que hable de cosas que os importan.
Esos dos días fueron agradables, Alicante se despertaba con aire de agua, el sol buscando salir y la ciudad nerviosa. Las reuniones transcurren sin incidentes, las comidas, el poder hablar con quien no se conoce, oír a quien no se espera o pensar menos que de costumbre.
Al escritor le pediste que hablara sobre tu muerte, al hijo se la dejaste. Tú.
agosto de 2004
Jaume se levantó esa mañana con los ojos pegados porque había dormido toda la noche de un tirón. Papá le dio el desayuno y lo vistió para irse a la playa.
―…,
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―…,
mañana tengo que ir a casa, todavía he de acabar una faena antes del martes, si
no no me puedo ir de vacaciones.
―
¿Dónde os vais al final?
―
Nos vamos a Asturias, queremos ir con la caravana y quedarnos en algún camping
cada dos días, pero antes tengo que acabarlo todo.
―
¿Cómo llevas la faena con esto del COVID?
―…,ncjvjh
woruighw oguworgw
― …quisiera saber quién iba a poner la mesa
Imaginemos un argumento tan manido como bueno, algo atractivo para el lector, nada atrevido, por ejemplo que dos personas se aman.
El escritor viaja en coche, siempre viaja en coches, la radio está puesta, él se mueve inquieto, siempre repiquetea con el pie en guardia por eso cambia a una lista de reproducción del teléfono, entonces suena una canción de Dorian.
Agosto 2021
Las calles han desaparecido de los mapas, los transeúntes no se observan, avenidas vaciadas como anécdota de la memoria de los ausentes, de ellos, de los que ocupaban los espacios de las imágenes colectivas de la ciudad.
Érase una vez, en un lugar tan cercano a nosotros como seas capaz de imaginar, un lector enamorado de las novelas policíacas. Podríamos de...